
El Petirrojo posee una llamativa mancha naranja-rojiza en su pecho, que le sirve de aviso a otros individuos de su especie para que no invadan su territorio.
Según una leyenda, esta mancha es debido a que una de estas aves intentó quitarle a Jesucristo una de sus espinas mientras se hallaba crucificado, manchándose su pecho de sangre.
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