La Curruca carrasqueña pasa mucho tiempo oculta entre arbustos y matorrales próximos a arroyos y ríos. También se deja ver en árboles, en encinas frecuentemente. Debido a este tipo de comportamiento, es una especie que suele pasar bastante desapercibida.
Su distribución abarca la cuenca mediterránea. Está presente en toda la península ibérica, excepto en el extremo más septentrional y en la zona más occidental de Portugal.
Se alimenta de insectos, arañas, larvas, frutos y semillas.
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