Para poner los huevos, el Martín pescador excava un tunel en la tierra de un metro aproximadamente de profundidad. Suele construirlo en paredes escarpadas de arena o tierra, no muy lejos del agua. El nido suele acumular gran cantidad de restos de alimento y excrementos, que con su mal olor sirven para ahuyentar a posibles depredadores.
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